Empiece el día tomando una taza de café tostado en The Governor's Cup, Archive Coffee & Bar o Isaac's. Si te apetece un dulce recién hecho para acompañar esa taza de café, pásate por Bearscat Bakehouse o Big Wig Donuts.

A continuación, explore el Willamette Heritage Center, con catorce estructuras históricas en un campus de 5 acres, entre las que se incluyen la Jason Lee House y la Methodist Parsonage de 1841, las casas de entramado de madera en pie más antiguas del noroeste del Pacífico. La fábrica de lana Thomas Kay, de 1896, Tesoro Americano designado por el Servicio de Parques Nacionales, narra vívidamente la historia de la industrialización en el valle de Mid-Willamette.

Aunque el Capitolio del Estado de Oregón no está abierto al público actualmente, el parque Willson del Capitolio ofrece un encantador paseo de descubrimiento, con sus numerosas estatuas y el monumento conmemorativo de la II Guerra Mundial, un pilar de 33 pies de altura que enumera los nombres de casi 3.800 oregoneses que murieron en la guerra.

Almuerce en uno de los muchos restaurantes locales del centro de Salem, como Taproot Café & Lounge, donde podrá degustar uno de sus famosos cuencos, Bo & Vine, donde podrá saborear excelentes ensaladas y suculentas hamburguesas, o Venti's Café & Taphouse, que cuenta con una amplia carta de opciones veganas y vegetarianas. Mientras exploras el centro, asegúrate de mirar hacia arriba en las paredes de los callejones y por todas partes, ya que Salem cuenta con una fascinante y ecléctica colección de arte público.

Después de comer, diríjase al Museo de Arte Hallie Ford, en el campus de la Universidad Willamette. Se trata del tercer museo de arte más grande de Oregón, con diversas colecciones de arte antiguo, europeo, nativo americano y asiático, así como destacadas exposiciones rotativas que, según dicen, no tienen nada que envidiar a las de algunos de los museos más renombrados del mundo.

Termine su día de exploración histórica y cultural en Salem visitando los históricos jardines Deepwood, diseñados por Elizabeth Lord y Edith Schryver, la primera empresa de arquitectura paisajista propiedad de una mujer en el noroeste del Pacífico.