Después de emigrar a Oregón desde Michoacán, México, en la década de 1990, Froylan Ochoa y su familia no pudieron encontrar queso mexicano auténtico en ningún sitio, así que decidieron fabricarlo ellos mismos. Salem's Don Froylan Creamery nació en la cocina de la casa de la familia con 10 galones de leche al día. Francisco, el hijo adolescente de Froylan, comenzó a vender el queso fresco tradicional de su padre de puerta en puerta, y fue todo un éxito.

Hoy en día, Francisco está al frente del negocio familiar y la lechería utiliza 8000 galones de leche de una granja local para producir 8000 libras de quesos oaxaqueños, asadero y cotija, además de crema mexicana, cada día. A pesar de este enorme aumento en la producción, de la nueva barra de quesadillas en el local y de la serie de premios recientes otorgados por la American Cheese Society, Francisco afirma que su empresa sigue arraigada en las tradiciones sencillas.

«En las granjas de México, cualquiera puede hacer su propio queso», dice Francisco. «Ordeñas la vaca, esperas a que se cuaje la leche y luego la cortas. Así es como hacemos nuestro queso en la quesería todos los días. Obtenemos la leche, la pasteurizamos y la cortamos y estiramos a mano. Puedes ver cómo se estira el queso detrás del cristal».

Francisco dice que la elaboración de queso sigue siendo un asunto muy familiar. «Mi madre ayuda a preparar el chorizo para la barra de quesadillas y dos de mis hermanas llevan 12 años trabajando aquí», afirma. «Incluso mis empleados son como de la familia. Mi padre ya falleció, pero sé que nos está mirando desde arriba y nos está ayudando. Sé que está orgulloso».

Visite Salem's Don Froylan Creamery para abastecerse de quesos mexicanos y degustar una quesadilla recién hecha con salsas caseras.

Jason Greenwood es un maestro de los sabores internacionales. «Mi familia ha vivido en Brasil, México, Perú, Guatemala e Italia», cuenta Jason. «Cuando mi esposa y yo nos mudamos a Independence en 2010, vimos la oportunidad de presentar nuestra variada gama de sabores latinos a la comunidad».

Jason comenzó a destilar en casa por diversión en 2017, pero cuando sus licores empezaron a ganar premios, él y su esposa fundaron Divine Distillers y lo convirtieron en su trabajo a tiempo completo. Hoy en día, la destilería se especializa en brandy artesanal, whisky, amaro de temporada infusionado con hierbas de los propios jardines de la destilería y, por supuesto, ron y tequila de agave.

«No íbamos a abrir la destilería sin tequila y ron», dice Jason. «Pregunta a cualquier latino que no sea de México, y te dirá que el ron es de donde tú eres».

Además de las raíces latinas de su familia, la comunidad y la sostenibilidad son las fuerzas impulsoras detrás de los esfuerzos de Jason. Él obtiene las cerezas, peras y otras frutas para su brandy de productores locales. En cuanto al agave para su tequila, Jason solo utiliza agave tradicional de México, lo que contribuye a preservar el ecosistema natural.

Jason y su esposa también han abierto recientemente The Inferno a la vuelta de la esquina de Divine Distillers, donde se sirven carnes argentinas al estilo gaucho cocinadas a la parrilla, junto con cócteles infusionados con Divine.

La herencia de Jason es evidente en sus licores —y en su espíritu—, así que, ¿qué es lo siguiente? «Mi objetivo es producir una auténtica cachaça brasileña (licor destilado elaborado a partir de jugo de caña de azúcar fermentado) e incorporarla a nuestra carta».

Ven con hambre a The Inferno en Independence y disfruta de un sándwich de cerdo ahumado acompañado de un cóctel Divine o una sidra.

Manuel Villanueva llegó a Woodburn desde Guanajuato, México, hace unos 25 años. Estaba ansioso por encontrar una nueva comunidad en Oregón, y se dedicó a recoger arándanos y fresas y comenzó a echar raíces. Pero lo que realmente quería era crear su propio negocio.

«Iba a México a visitar a mi familia y compraba botas vaqueras y chaquetas de cuero, y luego volvía a Oregón y se las vendía a mis amigos», cuenta Villanueva. «Mis amigos empezaron a pedirme más cosas, así que busqué lugares donde pudiera comprar esos artículos en Estados Unidos».

Villanueva encontró los productos que buscaba en lugares como Texas y Los Ángeles, y después de un par de años vendiéndolos a sus amigos, abrió su propia boutique de ropa. Hoy en día, El Forastero es un referente de la ropa western situado en la calle Front Street de Woodburn, con pasillos llenos de botas y sombreros de vaquero, hebillas de cinturón, lazos de rancho, vestidos campesinos bordados y espuelas para botas.

La ubicación en Front Street sitúa literalmente a Villanueva en el centro de su comunidad, y le gusta conocer a la gente que compra en su tienda. Dice que muchos de sus nuevos clientes descubren El Forastero los fines de semana, cuando visitan las animadas taquerías de Woodburn.

«Hay gente de aquí que viene a buscar ropa para los rodeos mexicanos y turistas que pasan por delante y les gustan los sombreros de vaquero que tengo en el escaparate», dice. «Creo que mi ropa le queda bien a todo el mundo».

Prepárate para montar a caballo en el centro de Woodburn, en El Forastero y hazte con ropa western que no podrás dejar de llevar.

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